BATALLA + 10

Fue 0-0 en Victoria y el equipo sigue con anemia ofensiva. 

San Lorenzo perdió en todo durante el primer tiempo, menos en el resultado. Tigre fue más por abajo, por arriba, en la posesión, en los duelos… y por eso la disconformidad de Insúa. Batalla fue figura estelar en la noche de Victoria en los primeros 45’ y tapó cuatro situaciones clarísimas de gol que tuvo el local: cabezazo de Castro, cabezazo de Lomónaco, disparo de Prediger, la que da rebote pero se rehace y ahogó la que caminó por la raya. No funcionó bien Elías-Barrios y la pelota poco estuvo en terreno de Tigre; por ende, Girotti, muy errático, Leguizamón y Bareiro casi no entraron en juego. San Lorenzo tuvo un tiro liviano y elevado de Braida, en una aproximación que prometía mejor final y un centro bajo tipo buscapié de Giay en las únicas dos veces que llegó al área rival con balón en movimiento. Así se resumió lo visto hasta que Merlos mandó a los equipos al descanso. La sacó baratísima el Ciclón. 

Pierna de cambios tiró Gallego a la segunda mitad con los siguientes mensajes: más volantes para tenencia y algo más de marca. Afuera Giay (Luján ocupó su lugar), Barrios y Girotti, por Sánchez (central libre), Maroni (al lado de Elías) y Ramírez (empezando bastante más de atrás que Girotti). El propósito de reducir espacios y cortar circuitos se verificó bastante, pero en igualdad numérica, San Lorenzo se empezó a parecer al refugiado de 10-11 que vimos con Racing. El equipo se llenó de amonestados y Batalla siguió poniendo la cara ante cada error de marca. En el último cuarto de hora Insúa se cansó de las imprecisiones de Leguizamón y metió a Auzqui, pero el área de Rojas parecía un país lejano para entrar con visa únicamente. Así y todo, los últimos minutos y el descuento se jugaron cerca del arco local. Finalmente, no se agitaron las redes. 

Mereció llevárselo Tigre, con holgura, y San Lorenzo acumuló otro empate, otra valla en cero y se parece al de los primeros partidos del actual ciclo Insúa desde el juego. Aunque por supuesto, también, porque los directivos poco colaboran a la causa del DT.