El Ciclón pisó fuerte en el interior del país y venció por la mínima al Ferroviario con un golazo de antología de Ezequiel Cerutti. Triunfo fuera de casa tras tras 7 fechas.
Viernes por la tarde en una calurosa Santiago del Estero donde el equipo de Miguel Ángel Russo tenía un partido muy difícil ante los dirigidos por De Felippe que venían muy bien. San Lorenzo estaba falto de alegrías jugando fuera de casa y haciendo un torneo muy malo en cuanto a puntos obtenidos, por su parte Central Córdoba venía entonado tras clasificar a la final de la Copa Argentina y registrar más de 10 fechas invicto. Así y todo, y por como es el fútbol, el partido lo comenzó mejor el visitante que tuvo en la primera una chance muy clara: tras un córner a favor del local, llegó la contra donde se produjo la primera polémica tras la falta que se podía considerar como “último recurso” en perjuicio del jugador Atencio. Sin embargo solo hubo amarilla, lo que claramente produjo el descontento de Miguelo y de todo San Lorenzo por un largo rato. Ese tiro libre en la puerta del área estuvo a centímetros de ser concretado por el capitán Iker Muniain que la acarició y la caprichosa salió besando el poste. La sensación fue un San Lorenzo mejor plantado y con más aire, aunque sin chances de gol para ninguno y sin atajadas por parte de ambos arqueros. La nota llegó a los 40’ cuando Ezequiel “Pocho” Cerutti clavó un golazo de 35 metros que sorprendió a propios y extraños. Remate fuerte, seco y violento que fue teledirigido directamente al ángulo de un Ingolotti que voló para la foto. Con esa diferencia, se fueron los equipos al descanso.
La nota ya la empezaba a dar el polémico juez del encuentro, Pablo Echavarría que inclinaba la cancha a favor del local ya que permitió pegar (de más) a los jugadores y mínimo debió expulsar a uno del Ferroviario. El segundo tiempo fue ‘tranquilo’ ya que lo fue llevando para el terreno que más le convenía a San Lorenzo y, sin inquietar mucho al rival, procuró tampoco sufrir en defensa y la realidad fue que a “Chila” Gómez ni le patearon al arco. Solo sobre el final se sufrió un poco por alguna pelota larga y en alto que puso sobre el área el equipo de De Felippe pero siempre bien controlado por la defensa azulgrana que hoy estuvo más sólida que en el último tiempo. Los cambios que implementó Russo fueron para darle oxígeno al equipo y que aguante la pelota en campo contrario, algo que funcionó e hizo que los minutos pasen más rápido. El final y el desahogo llegó para el Ciclón que volvió a sonreír y de la mano de “Miguelo” ya cosechó dos triunfos en tres partidos.
La fecha siguiente, será entre semana ante Estudiantes en el Nuevo Gasómetro en lo que será una gran oportunidad para volver a sumar de a tres y encadenar victorias seguidas tras un buen tiempo.