Un partido de Copa Argentina con el calibre del rival de hoy se presta para que el DT aproveche a ver en competencia oficial a jugadores que, al momento, no tuvieron titularidad en la Copa de la Liga (Hernández y Tapia) y, también, a juntar más jugadores de juego que de equilibrio o defensa. Pero la realidad es que la única equivalencia entre los equipos era la cantidad de jugadores; puesto en otro plano, es como si en un colegio jugaran los de quinto grado contra los de primero. A pesar de todo esto, Independiente se defendió sin mucho problema del escaso rigor futbolístico que le tiró encima San Lorenzo con dos argumentos bastante básicos: agrupar mucha gente atrás y estar concentrados para dar un paso al frente con la última línea para dejar a los atacantes en offside. Y los de Insúa amenazaron con la pelota parada, pero sólo en los papeles. El déficit creativo sigue ahí, casi insoportable. San Lorenzo, vestido de blanco, no generó una sola situación de gol en todo el primer tiempo. En la última, el cabezazo del Carnicero Hernández (que un par de veces se animó a avanzar con pelota al pie y criterio) pasó cerca; muy poco. Dos cosas más merecen mención a mi juicio: los de rojo rasparon bastante y Altamirano tiene problemas con la pelota en los pies.
Repitió Insúa la misma idea de ver a gente con pocos minutos y metió Tarragona, Medina y Braida de movida en el complemento. La mala producción del primer tiempo ameritaba más cambios y justificó las salidas. Yo creo que se pudo haber repetido el triple 9 de Estudiantes, quizás los minutos más picantes de San Lorenzo en ataque en lo que va de 2024; Gallego no pensó así. Otra cosa preocupante es el nivel de Leguizamón desde que volvió del Preolímpico: no gambetea a nadie ni acierta un pase. Una buena: Tarragona se sacó la mufa (lo evidenció el festejo con Braida) y por fin una definición suya terminó adentro del arco, fue a los 15’. Desde entonces el partido se mantuvo en una chatura que a los 89’ casi nos da un síncope con la pelota que desvió Altamirano y era el empate.
Pasó El Ciclón, no podía ocurrir otra cosa. Pálido 1-0 con poco por rescatar: además de la clasificación, valoro que es el tercer partido en fila sin recibir goles y esto va a ser importante en tanto siga durando la anemia ofensiva. Ahí radica la preocupación mayor: no importa rival, no importan días de preparación del partido, San Lorenzo no juega bien y ganó su segundo partido de ocho jugados. Ahora, en esta competencia, a esperar por Chaca o Tigre.