La versión alternativa de San Lorenzo perdió por la mínima con Riestra, de visitante, en el debut por la Liga Profesional.
En el manual de la condescendencia aparecen los capítulos de “equipo nuevo”, “falta de trabajo”, “eran los suplentes” y “el plantel es corto”, pero la verdad es que San Lorenzo jugó muy mal ante un equipo menor como es el dirigido por Fabbiani. A mí en lo personal me predispone muy mal que Cerutti sea el capitán cuando, otrora, inhibió al club y nunca resultan productivas sus actuaciones. Dicho esto, se agregan las presencias de Sánchez y Tarragona que te dejan a gamba casi siempre; de hecho el delantero rebota mal la pelota en la jugada en la que se produjo el gol del local, a los 7 minutos del primer tiempo, con la mala fortuna del desvío en Romaña. Desde la desventaja, nunca pareció que el equipo de Romagnoli pudiera llegar al empate. Y de hecho no lo logró. Pero la cuestión es que no hubo siquiera sensación de empate y chances de gol para ello.
Quizás pueda ser el partido en que recordemos la reaparición de Seba Blanco y la presentación de Baez. También es una realidad que el partido fue cortado en todo momento y con una mala conducción de Rey Hilfer. No me pareció penal la jugada del final de Tarragona y Bareiro no tuvo una sola oportunidad desde su entrada. Otro que volvió, en este caso de una lesión, fue Ferreira, que tampoco pudo ni con el tiro libre y esa barrera adelantada.
Debut en falso, con un doble filo que no hay que perder de vista: que el brillo de la copa no sea un escape de puntos en el torneo local que nos aleje de la sumatoria para las copas 2025 y anule chances de estar en alguna conversación.