SE VA EL MÁS GRANDE

El partido del sábado será el último de Sebastián Torrico en San Lorenzo y, quizás, de su notable carrera.

El partido que marcó la llegada del arquero más determinante de la historia del club fue esa tarde-noche de Copa Argentina en cancha de Platense, contra Deportivo Morón, en el que me tocó estar como asistente de producción para lo que entonces era transmisión de Fútbol Para Todos y me acompañará siempre en el recuerdo como hincha y profesional de los medios. De esa primera definición por penales ganada hasta acá, todo fue títulos, idolatría y momentos inigualables. El repaso sale de memoria: torneo 2013 con Pizzi y la atajada a Allione que lo inmortalizó además en el mural de Grupo Artístico Boedo, la Copa Libertadores 2014 con Patón Bauza y la Supercopa 2015 con Pablo Guede.

Se va del arco y un tipo ejemplar. En lo que me tocó tratarlo, espejo de humildad, respeto, solidaridad y compañerismo. Se va un arquerazo de mil recuerdos: el penal a Chiqui Pérez, porque no todos terminaron en título pero sí en una sonrisa y grito desaforado de victoria de ese momento en el que el mendocino pasaba de usar talle M de Nike (porque algo alguna vez me obsequió, que fue a un sorteo o subasta solidaria) a ser un gigante que no entraba bajo los 3 palos y la cara de bueno se le cambiaba por la de un asesino implacable de la mafia. Los penales de la Libertadores, la que sacó prácticamente de adentro contra el Globo, el saludo con el Papa Francisco que para él vale mucho, cada vez que apoyó las medallitas en el área para tener dimensión del arco y todas las veces que empezó como suplente con un DT nuevo y, en silencio, recuperó su valla. Se va, finalmente, el Cóndor y su despedida deberá ser todo lo contrario: ruido, aplausos, color y gratitud.

TNT Sports