Volví a Ciudad Deportiva

La vuelta a Av Cruz y Perito Moreno no fue como yo recordaba pasar los momentos en ese lugar. Hoy no hubo fútbol ni deportes para cubrir, tan solo, un hisopado.

La emoción de regresar a uno de mis lugares favoritos fue extraña, no hay mucha gente, las banderas azules y rojas no flamean y no se escucha a la gloriosa hinchada de San Lorenzo. Lo único que pude ver hasta ahora fueron: médicos, gente con posibilidad de tener Covid 19 y ambulancias.

Llegue a las 11 de la mañana y rápidamente se me acercó un médico para que pase por una maquina que me desinfectó. Luego, a los pocos metros, me recibieron dos médicas que me hicieron cambiar el barbijo, me tiraron alcohol en aerosol para que limpie mis manos y me dieron un número, el 324. Llegó el momento de entrar al gimnasio que se encuentra debajo de la platea sur.

Allí encontré varias sillas separadas, respetando el distanciamiento social. Los nervios que tenía iban desapareciendo, ya que enfrente mío veía el campo de juego y la platea norte, lugar que comparto con mi papá cada vez que San Lorenzo hace de local. Las lágrimas de tristeza por no poder estar ahí, sentado a su lado, mirando a nuestro amado Ciclón, comenzaron a hacerse presentes.

La espera de cinco minutos, fue interminable, hasta que escucho que una chica grita: «324«, ahí supe que empezaba mi camino hacia la verdad: ¿tendré covid? Me acerqué hacia el lugar donde me llamó, me pidió mis datos y los de mi novia, ya que vivo con ella. Completó la información que le di y me derivó con otra persona, que fue la que me orientó hacia el sector que estaba destinado para los hisopados. Empece a temblar del miedo, pero por otro lado, pensé: «¡ESTOY EN MI CASA! no puedo estar así«. Cuando entré, vi de fondo la popular local y en ese instante empece a imaginarme a la gente saltando y cantando, me tranquilicé y de repente siento que algo entra por mi nariz; empezó el hisopado, que terminó al minuto. No fue doloroso, pero sentí una gran molestia en los dos orificios nasales.

Una vez finalizado, me hicieron ir a otro puesto, donde me volvieron a tomar los datos y me preguntaron: «¿Trajiste una muda de ropa?«, mi respuesta fue negativa. La chica que me lo preguntó agregó: «Si te da positivo, vas a tener que ir a tu casa, agarrar ropa, volver y te vamos a llevar a un hotel, pero ahora te tenes que quedar acá hasta que te den el resultado«.

Mi tranquilidad se desmoronó tanto como cuando suena el pitazo inicial en un partido de San Lorenzo. Nervioso, tome el desayuno y me senté a esperar alguna novedad. Pasado el mediodía me ofrecieron el almuerzo, que lo termine antes de escribir estas líneas. Hasta las 19hs voy a estar en Ciudad Deportiva, mirando el campo de juego e imaginando que mi amado Ciclón está jugando nuevamente como local.