La foto del primer tiempo me pareció más que nunca la del primer cuarto de un partido largo. El partido tuvo un trámite parejo, de mucho estudio y pocas (poquísimas) llegadas en ambos arcos. San Lorenzo se apegó a la receta de siempre: mucho sacrificio, orden táctico y superpoblación de gente detrás de la línea de la pelota para salir rápido en ofensiva. Los esquemas fueron muy parecidos, con una intención más acentuada del Ciclón para ganar profundidad con sus extremos y laterales volantes. Un tiro pifiado de Perro Barrios y el tiro libre de ellos que obligó la estirada de Batalla, nada más. San Lorenzo insinuó más de lo que concretó. Leguizamón y Maroni estuvieron discontinuos e imprecisos en comparación a sus compañeros y la aparente endeblez de Sao Paulo, o esa sensación de que los centrales están cerca del error, choca de frente contra la estadística: nadie le hizo un gol en toda la copa; Rafael también parece que puede fallar, pero no hasta los primeros 45’ de la serie de 180’.
Todo distinto en el segundo tiempo: menos estudio y más rebeldía. Rápidamente llegadas en ambos arcos y mejores. Y adiós a las vallas invictas del visitante: golazo de San Lorenzo; jugadón que inició Bareiro en campo propio sobre la derecha, que pasó por la izquierda con Barrios, que volvió a la derecha con Giay, quien encontró a Maroni en el área con un centro milimétrico y el ex Talleres mató de cabeza para asistir al paraguayo que definió de zurda. Y de nuevo a la receta, ante un Sao Paulo que seguía siendo más agresivo. Pero los soldados de Insúa redujeron al visitante a un equipo que se limitó a tirar centros frontales hasta el final. Y San Lorenzo dejó el alma en cada pelota y pudo tener alguna otra, pero las piernas son las que ya sabemos.
Gran victoria del Ciclón, pero sabemos que en 7 días el Morumbí será otro cantar. El primer tiempo lo ganó San Lorenzo 1-0 con absoluta justicia y en su ley. Salud.