San Lorenzo no hizo un buen primer tiempo en líneas generales. Tampoco en particulares; o sea, pocas actuaciones individuales pudimos destacar, a saber: Gómez, que respondió cuando lo llamaron (en especial los primeros minutos); Romaña, que saca la cara por toda la defensa; Muniain, que juega casi todas las pelotas bien; Cerutti, de buenas escaladas, y no mucho más. Algunos alternaron buenas y malas (Leguizamón, Remedi) y otros decididamente jugaron mal y eso se pagó. Sin peso arriba, porque Cuello no estuvo fino para ganar en el mano a mano ni para rebotar; con enormes grietas a la espalda de Báez y un Campi que no ayuda mucho con su lentitud. San Lorenzo se puso en ventaja en una buena subida de Pocho y un buen anticipo de cabeza de Legui: la jugada fue intachable, pero el trámite del juego no explicaba el resultado. Y el empate de Tobio Burgos fue un tiro para el lado de la justicia: mala cobertura de Báez y buen cierre de los delanteros pinchas. Los de Russo no fluyeron en el juego y la defensa pasó zozobra en varias ocasiones. Miguelo se fue con gesto de preocupación al vestuario.
En el complemento no cambió mucho la temática: Estudiantes siempre se mostró más amenazante y mejor armado del medio hacia adelante. Pero el partido fue más chato y con menos opciones en los arcos. Russo advirtió la impericia de Cuello como 9 (salió mal el experimento) y lo cambió por Vombergar, al igual que el caso de Irala para que salga Sosa. La pena fue que, el bueno de Elián, duró un suspiro porque le metió un planchazo al arquero en la cabeza y se fue expulsado, a instancias del VAR. La segunda ventana de cambios fue: out Muniain y Cerutti, adentro Bustos y Reali. Por último, Perro Barrios reemplazó a Legui. Pero San Lorenzo fue un equipo desdibujado que estuvo muy impreciso con la pelota siempre, con jugadores muy faltos de confianza y ni hablar la deuda de jerarquía e inteligencia que tiene este plantel. Y, por lógica, sufrió el final del partido, a pesar del descuento corto que dieron. Y Bustos mostró en un puñado de minutos lo que es: un tipo sin criterio que prueba al arco desde el círculo central cuando había pase y, también, el que puede meter un buen fierrazo donde sí tiene lógica hacerlo. Tuvimos el lindo centro rasante de Reali con Vombergar haciendo algo raro y la última bola parada: se fue al córner. Y, fiel a su estilo, Bustos loe ejecutó por abajo.
En fin, como viene ocurriendo en casi todo el 2024, El Ciclón te deja una sensación de poca cosa. Intensidad relativa, tirando a floja, decisiones poco lúcidas, expulsados… A favor del DT, poco tiempo de trabajo, equipo en construcción y fue la primera vez que metió un poco de mano. Un empate que no le gusta a nadie.