Sobre el final, San Lorenzo se lo empató con la camiseta a Huracán en el Nuevo Gasómetro por el gol de Bareiro de penal. Pusseto había marcado para la visita que sigue sin ganar en el Pedro Bidegain en más de dos décadas.
El partido comenzó muy intenso, como era de esperarse, por la magnitud del encuentro y el marco espectacular de la gente del Ciclón. En el juego, San Lorenzo empezó imponiendo condiciones y antes de los cinco minutos llegó la primera gran polémica de la tarde: córner rápido y corto a favor del local y una mano en el área de Huracán fue sancionada inmediatamente por Echavarría como tiro penal. Sin embargo, el VAR llamó al árbitro principal y este, luego de repasar la jugada, anuló la pena máxima. Lo mejor del Ciclón era el tándem Barrios-Braida por la izquierda donde se volcaba toda la ofensiva azulgrana. La pelota la seguía manejando San Lorenzo pero en una jugada Maroni se durmió y el Globo salió de contra para un remate directo al travesaño por parte de Pusseto en la jugada de ataque más clara de la visita. ¿La clara del Ciclón? Fue a los 18’ tras un pelotazo medido de Rafa Pérez donde Bareiro le ganó a agobio y definió de punta ante la salida de Chávez que la tapó muy bien. A partir de la mitad de la etapa inicial, la posesión de la pelota fue más dividida y el trámite del partido fue más caliente, hablado y trabado, que bien jugado. Recién a los 36’ llegó la primera tarjeta del encuentro para Pereyra de Huracán y antes del final del primer tiempo vió la amarilla Gastón Hernández. Sin mucho más, los equipos se fueron al descanso sin romper el cero.
En el entretiempo se hicieron efectivas dos variantes: “Roca” Sánchez y Leguizamón por Barrios y Girotti. Cinco minutos más tarde, el recién ingresado Iván Leguizamón sacó un furioso remate de zurda que Chávez desvió como pudo al córner en una clara para San Lorenzo. El quiebre llegó a los 7’ del complemento por la doble tarjeta amarilla para el “Tonga” Hernández en un foul que rozó el penal pero fue afuera del área. Con un jugador menos, la “Roca” fue a la zaga central, Maroni volvió a la mitad y Bareiro y ‘Legui’ quedaron como únicos delanteros. Duró poco más el cero ya que a los 15 cayó el gol de Huracán tras una pelota en la puerta del área que le quedó a Pusseto y este de primera y de zurda la mandó a guardar. Con la desventaja, Insua sacó a Giay y metió a Auzqui para jugar 4-2-3. Posteriormente, hubo modificación de puesto por puesto entre Ramírez y Maroni. Así y todo, el nerviosismo se apoderaba de los jugadores de San Lorenzo y se notaba en casi cualquier intervención, a su vez el equipo visitante aprovechaba cada jugada para demorar y hacer tiempo. La chance clara del empate fue exactamente al minuto 40 por un toque en el ares chica de Leguizamón que salió besando el palo. (Bareiro y Elías fueron amonestados y se perderán el próximo partido por llegar a la quinta amarilla). El tiempo se consumió, el adicional llegó y no había manera, o eso es lo que parecía. En una jugada sucia y llena de rebotes en el área visitante, Ramírez primerió a la marca y recibió una patada de Alfonso. El uruguayo cayó, la cancha de vino completamente abajo hasta el pitazo de Echavarría que tenía que cobrar penal a cómo dé lugar. La falta era clara y sólo quedaban Bareiro ante Chávez (que no paró de hacer tiempo todo el partido): el silencio se hizo lugar en el Bidegain por primera vez antes de la ejecución, que por suerte fue a un palo mientras el arquero de Huracán iba para el otro lado. El estallido fue tal y la tribuna se movió a más no poder con el desahogo de los miles corazones azulgranas en el estadio y en todo el mundo. Empate agónico, festejo desaforado y clima caliente en el final. Luego de un extenso tumulto, se jugaron segundos más en los que no pasó nada por lo que la historia terminó como prácticamente siempre: San Lorenzo sin perder ante su clásico rival en su estadio. Al final, la historia dirá que fue empate pero la sensación fue otra por que la racha sigue y sigue.