Pasaron dos décadas de la consagración de Copa Sudamericana con el actual DT del Ciclón.
“Olvídese, Espósito, pasaron 20 años, PASARON 20 AÑOS..!”, le decía el personaje de Pablo Rago al de Ricardo Darín en “El secreto de sus ojos” pero no era más que una pantalla porque el tipo no se había olvidado, porque las cosas que a uno le importan no se olvidan así nomás. Y el tango dice “que 20 años no es nada” y quizás le asiste la razón si uno lo mira a Insúa, porque está idéntico. La doble década agregó una generación de hinchas y la llegada del Gallego reavivó el sanlorencismo, mucho sentido de pertinencia y actualizó algunas cuestiones que estaban un poco olvidadas.
Invito a la memoria de cada uno para repasar dónde estaba, con quién y qué jugadores se guardó de aquel campeón, segundo internacional del Ciclón (un año después por calendario, pero en rigor el mismo de la consagración Mercosur por la postergación). En mi caso particular, recuerdo el muy sufrido partido de vuelta, desde la popular local, con Bolivar, ante una cabecera visitante casi llena, el desborde de Lobo Cordone y los goles de Potro Astudillo. También el golazo de Pipi en Medellín, el cabezazo de Michelini, la suspensión momentánea por las piedras que llovían sobre el arco de Saja por la inesperada goleada azulgrana, la amenaza del árbitro brasilero si San Lorenzo no regresaba y, finalmente, una revancha para la que conseguimos lugar en el codo visitante, de marcador sin abrir y una organización muy cuidada para la vuelta olímpica.
Salud y felicitaciones a aquel campeón de la primera edición de Copa Sudamericana, con una lindísima camiseta Signia, la camisa de Rubén Darío como estandarte y la segunda estrella copera para Boedo. En algunos días se realizará el sorteo para la que, 20 años después, desde marzo lo tendrá a Insúa otra vez al mando de San Lorenzo.
PORTADA MUSEO JACOBO URSO