Tristeza y bronca

San Lorenzo volvió a perder, ya estamos cansados. Perdimos siete de los últimos ocho partidos y ganamos uno de los últimos nueve. Por favor, que alguien me explique ¿Cuándo terminamos de caer en este pozo? Parece que nunca. El equipo no solo viajó desde Boedo para Mar del Plata para presentarse en cancha, también se subió al bus para dejar en evidencia a los jugadores que no tienen ganas de vestir esta camiseta. La derrota de hoy es imperdonable. Podes perder por haber jugado mal, pero hacerlo, no poder dar un pase a tu compañero que está a cinco metros y terminar con tres jugadores menos, muestra las falencias disciplinarias que tiene este plantel.

En los últimos años pasaron nueve técnicos y ninguno pudo sacar a flote este barco que se hunde cada vez más. Algunos le echarán la culpa a la dirigencia, otros a los jugadores y otro grupo a todos. Ninguna de las tres visiones está mal. La realidad es que nuestro estado anímico lo maneja el fútbol y los jugadores no demuestran sangre, actitud y evidentemente no soportan la presión. Bueno, es San Lorenzo, la presión está y va a seguir estando.

Quedan tres fechas para que termine el campeonato, una lástima porque esto es insoportable. El plantel profesional tiene un técnico que no solo insultó a los plateistas, tampoco se le cae una idea. Pero además los jugadores no lo ayudan, porque la defensa juega para el rival, el mediocampo es lento, no tiene cambio de ritmo y no sorprende. Pero claro, como olvidarnos de la dupla ofensiva que no hace goles. Así no se puede lograr nada. Un dato poco alentador que demuestra el presente futbolístico del CASLA: Julián Álvarez es el goleador del torneo con 16 goles, pero todo el equipo de San Lorenzo tiene 18 goles en el torneo. Algo no anda bien.

Para terminar, te voy a mostrar tres ejemplos para demostrar que una pluma en AFA pesa más que San Lorenzo: Hoy no nos cobraron dos penalazos, nos expulsaron a tres jugadores y el martes jugamos a las cinco de la tarde como local. Somos el circo de la Argentina y esto tiene que cambiar ya. El 2022 está a la vuelta de la esquina (por suerte) y como dije la semana pasada: Boedo tiene que pegar un volantazo de 180° para no hacernos sufrir una temporada más.