San Lorenzo, esa montaña rusa de emociones

Estamos lejos de hablar de un San Lorenzo de los milagros porque falta, pero se dio un paso más en esta batalla que no solo se libra en la cancha. Los hinchas lo sufrimos, nos convierten, nos expulsan y nos abrazamos en los goles. El Ciclón en Tucumán fue una montaña rusa de emociones, buenas y malas, subió y bajó como nuestras pulsaciones.

Mas allá de la victoria, de la alegría que nos genera que la azulgrana gane ( hoy sotana negra), los puntos altos fueron: Monetti, durante el primer tiempo fue figura por escandalo. El Mono tapó todo lo que le tiraron y pese a que no pudo mantener el cero en el arco (calculadora en mano con los goles a favor y en contra) fue protagonista indiscutible de la victoria. La defensa, tuvo demasiado trabajo pero no esperábamos otra cosa de un equipo que fue el mejor en la etapa regular ganando todo. No obstante, no tuvo orden, pelota que llegaba al área se despejaba sin importar el lugar.

Entre el roce y la fricción de ambos equipos, el complemento fue una batalla. Salazar no entendió de qué se traba el partido y cometió un acto criminal de guerra. Sabiendo que estaba amonestado, pego una patada por demás innecesaria y el Ciclón  quedo con diez. Párrafo aparte para Francisco Flores. El pibe entro y cumplió cuando el equipo de Zielinski manejaba los hilos del partido, aun cuando no jugó de central, sino de lateral.

Entre tanto preámbulo, extenso está claro, la mejor aparición de la noche fue la vuelta de Uvita Fernández. Si algo faltaba en San Lorenzo era hambre de gol, apetito por el área rival y sobre todo la exquisita definición que solo tienen los goleadores. Nicolás se llevó los aplausos de cuatro millones de hinchas, cuando hizo fácil lo que parecía imposible, meter un gol. Cabe destacar que el gol de Ángel Romero fue de penal.

Ramírez, que nunca había desentonado, convirtió el tercero de los goles Cuervos para llevar tranquilidad. No obstante, la calculadora no no la guarden que seguimos dependiendo de los demás. Si porque San Lorenzo es así, sufrir es parte de la idiosincrasia, del ADN que nos invita cada vez que el equipo sale a la cancha a alentar, a gritar, sufrir y esta vez, festejar.

El año finaliza con una victoria, un 2020 para el olvido, que nos mantuvo en vilo en todos los aspectos. Futbolísticamente podemos brindar con una sonrisa, soñando con ganar y clasificar . Todavía seguimos con vida.