» Pibe como vas a estar bostezando, estás mirando a San Lorenzo»

En este caso no hay fecha exacta, el disco rígido se daño en algún momento y no se halló en el calendario de tantas tardes en el Bidegain cuando realmente pasó, pero no es lo más importante de esta anécdota, corta pero válida para recordarlo. Seguramente habrá mejores, hasta de cuando él vestía la camiseta del Ciclón (una de 457 veces que lo hizo) pero considerando mis 33 años no tuve ese privilegio.

Sí podemos destacar que no fue hace mucho, un relato contemporáneo, arriba, bien alto en la platea norte del Gasómetro. Su lugar preferido donde solía ver los partidos de su amado San Lorenzo junto a otra gloria, Sergio Villar. Muchos lo habrán visto, con el sol de frente , tranquilo, nunca criticando lo que pasaba en verde césped, porque si bien hace tiempo no se ataba los botines, creo que nunca dejo de ser futbolista.

Si bien el contexto de ir a la cancha se basa en la pasión, el despliegue del sentimiento detrás de un alambrado o desde la butaca de una platea, existen ocasiones donde no pasa nada. Quizás no en el sentido más literal de la palabra, pero cuando el partido está trabado y todo lo que se trabajó en la semana, no sale, no quiere, dan ganas de que se termine ya ese encuentro. Esta situación se dio en una de esas jornadas vespertinas donde te preguntas¿ Para qué vine? La respuesta ya la sabes, no podes ver a San Lorenzo por televisión, pero igual se te cruza pensarlo.

Finalizaba el primer tiempo, el atardecer saludaba y se escapaba por la tribuna que da a Varela, el alivio llegaba a la banda de la popular local que dejaba de hacerse sombra para ver quien tenia la pelota, si es que alguien la tocaba. Fue ese momento donde apareció el incorrecto bostezo, señal de aburrimiento, somnolencia y todo lo que de una pista que la estabas pasando mal. Cual abuelo al nieto , llegó el reto, inolvidable reto.

» Pibe como vas a estar bostezando, estas mirando a San Lorenzo, vamos arriba, despiertese» . Créanlo o no, sus palabras me quedaron grabadas, sonreí y le pedí disculpas. «Perdón oveja, tiene razón». Fue un cachetazo de realidad.

Un día como hoy  pero de 2014, nos dejaba un símbolo del mediocampo azulgrana, la Oveja Telch( el pulpo para algunos relatores) pero sus historias, dentro y fuera de la cancha nos van a seguir acompañando por siempre. Sus títulos y hazañas hoy descansan eternizados en Tierra Santa y también en la memoria de quienes tuvimos la suerte de que nos cague pedos en medio de un partido de CASLA.

 

Foto de portada: Diario Olé/Foto de nota: El gráfico