El DT de San Lorenzo intentó disuadir a hinchas y dirigentes con declaraciones que, según él, lo dejan en el cargo hasta el final del torneo.
Que en San Lorenzo la dirigencia tropieza mil veces con la misma piedra no es novedad, más parece lo habitual. Es singular cómo somos testigos pasivos, tristemente, porque la pandemia nos tiene silenciados. Soso vivió más de la cuenta por jugar en “entrenamientos” por los puntos y televisados, lo mismo que Dabove y ahora Montero.
Ayer en el Pando, durante el partido de CASLA basket, la gente generó eco en el poli de avenida La Plata y cantó contra LATI. ¿Eran todos? Seguramente no. ¿Estaban calientes? Recontra. Pues bien, en octubre se irá Montero. Con un Bidegain en ebullición será insostenible en el cargo y es una certeza que Cetto y Arreceygor deben estar revisando viejos cv del verano. No tengo pruebas ni dudas, pero es de sentido común si uno agarra los paupérrimos números de la gestión del uruguayo. Y si encima confunde con objetivos inentendibles y queriendo extender su estadía, más indignación genera. Casi lo mismo que sucede con los dichos, hechos u omisiones de los dirigentes. O, más gracioso, de los que hace quince minutos se bajaron y ahora quieren despegarse de lo hecho en años.
De regreso a octubre, entonces volverá el San Lorenzo de la gente.