El joven arquero paraguayo volvió a ser determinante cuando le sonó el teléfono.
Claro que es la primer vez en lo que va de 2025 que podemos decir que los delanteros hicieron los goles en San Lorenzo y hacia allí fueron todos los flashes, pero es menester destacar la gran actuación de Orlando Gill ayer ante Tigre. De hecho, es justo decir que la campaña del equipo tiene mucho que ver con su aparición pedida e inesperada de igual manera. Tras un 2024 de Chila Gómez y Altamirano, la confianza del cuerpo técnico para con el guaraní puso su semilla en la última o penúltima jornada del pasado torneo de Liga, no recuerdo bien. Gill es absolutamente indiscutido dueño del arco azulgrana y se lo ganó a fuerza de revolcadas y manotazos de equipo grande. Es cierto que Russo mejoró mucho el aspecto defensivo y nos llegan mucho menos, pero el tipo aparece cuando lo llaman.
Ayer laburó mucho en ambos tiempos, pero especialmente en la primera mitad. El mantazo zurdo que mete ante el tiro del atacante de Tigre, que remata entre el punto del penal y el área chica, es digno de Torrico en cancha de Vélez aquella noche. El tiro libre que sacaba a Sosa también es excelente porque además llega con tiempo y despeja con ambas palmas, aún cuando después la acción se anulara por falta a uno de los jugadores que estaba parado en la barrera. La tercera la pesca tras equivocarse en un centro descolgado mal, con ayuda de Tonga.
En el complemento casi llega a desviar el centro que termina en el gol del empate y sí descuelga un par de buenos envíos aéreos. Es más, tiene la plena confianza de salir lejos en el minuto 91’ y golpear con el puño la pelota para luego ir a achicarle la posibilidad de remate al que había encontrado el rebote, casi llegando a la medialuna, en una acción casi de handball. No es menos cierto que en la primera mitad tiró dos o tres saque de meta afuera, cuando al equipo le costaba mucho recuperar la pelota o sostenerla en campo ajeno para descansar tras la estúpida expulsión de Irala.
Se dice que ya hay ofertas por el lungo arquero y no debería asombrar a nadie. Ojalá se quede un par de años, atento a que le carrera de los que usan guantes y se visten diferente es sensiblemente más larga que la de los jugadores de campo. Hasta acá, muy buen año para él.
