Francisco bajó el pulgar

San Lorenzo perdió de local en la última jugada y cerró una semana de duelo a varios niveles. 

Con sinceridad, todo lo bueno del comienzo en orden al homenaje al difunto Papa Francisco, con los colores vaticanos, con la escultura, con la pintura y con el magnífico e inmortal “el Papa es de Boedo” se empaña 93’ minutos después cuando un energúmeno le tira una bomba de estruendo al festejo de gol de Central. Y no es justo para nadie: ni para toda la cancha menos ese estúpido, ni para Copetti, ni para cualquier foráneo que sin saber lo que es una pelota llegó a pescar el resumen del partido del equipo del Papa en, no sé, Indonesia. El fútbol no es justo, como tampoco lo es muchas veces la vida. No sé si deliberadamente diría que es injusto, pero encuentra su magia en lo impredecible del resultado. En definitiva, ojalá vayan presos el del petardo y Moretti. En lo personal, luego de haber revisado muchas de las intervenciones del licenciado presidente, me subo al carro hollywoodense de Mortensen y no espero que la justicia decida nada, porque también la justicia se mete cosas en el saco. 

Dicho todo esto, el plan es escribir de fútbol y lo visto ayer, que es la consecuencia de lo visto muchas otras veces y el futuro de lo que veremos en la llave final que hoy nos enfrentaría a La Lepra mendocina (pero esto cambia por minuto). Desde mi pupitre de prensa me tocó recibir la daga filosa y cercana del grito de los dirigentes rosarinos: qué cosa odiosa; deberían poner un blindex doble vidrio, porque es lógico que los tipos festejen, pero como a veces se pasan y en San Lorenzo venimos más cargados que Rambo l y ll, sería una forma de prevenir incidentes. En definitiva, la idea es repasar nombre por nombre el 11 ideal, que es el que jugó ayer, por poco ideal que se lo vea, y sacó una cantidad de puntos inimaginable y es mérito del técnico. Por más gritos de impotencia que se escuchen para los 25-30’ de todos los segundos tiempos en los que el resultado no es de 3 puntos. Los cambios seguirán siendo puesto por puesto, porque no hay nada. Entonces ayer fue Reali por Braida (pidió el cambio, sonaron las alarmas), Cecchini (!) por Irala y Cuello por Vombergar. La posibilidad de que te aporten alguna solución es mínima. 

RS FOTOS, lujo de dupla.

Russo logró algo prolijo, bastante confiable en defensa y tremendamente deficitario en ataque. Pero sacó una pelotudez de puntos y va a ser duro para cualquiera. El orden está y hay puntos altos. Por momentos ayer se dejaron ver secuencias con triangulación y pases a un toque para creer que en esa dirección podríamos mejorar la cuestión ofensiva. Ahora bien, soy muy pesimista cuando me pongo a pensar en el que cierra toda la gestión, Andrés Vombergar. No descubro nada, pero escucho y leo gente que se sigue emocionando por su capacidad goleadora. Con la sangre en el ojo, pienso verdaderamente que este mismo equipo con Enzo Copetti tendría muchos más puntos y posibilidades. Pero salto al próximo párrafo y me enfoco en cada titular. 

El arquero está bien, ayer en la que quedó medio perdido en el área me hizo acordar a un rebotero NBA. Los centrales están bien, son durísimos, pero ayer a Tonga se lo comen en el gol, también es cierto. Báez está bien para adelante y para atrás; Herrera es el punto más flojo del equipo (ayer se entretuvo con la pelota, la perdió y obligó una estirada de Gill abajo contra el palo). El doble 5 de talla baja es el mejor que podemos poner: Tripichio e Irala son los pacman pero casi no aportan en ataque. Nobleza obliga, Irala ha mejorado el patrullaje y encuentra muchos rebotes (o sea, se ubica mejor, con aires de Pichi Mercier). La línea de 3 mejora pero sigue en deuda: Iker, Braida y Cerutti tienen que aportar más gol y peligro. El 10 levantó pero sigue lejos de su prime, Cerutti aguanta más el partido en lo físico pero debe potencia en los centros, Malcom se lesionó pero necesitamos de su despliegue y sus espasmos de habilidad. El 9 es el Aquiles del modesto 11 que se pudo armar: angustia saber que la mejor jugada que puedan lograr de cara al arco rival depende de su capacidad de control, definición o astucia. Si no es para empujarla o en situación híper cómoda, el gol cuesta sangre. 

Deben creatividad y gol

El panorama es este, optimista o desolador. Podemos pensar que Cuello va a entrar y despacharse con el gol que nos ponga en cuartos de final, o creer que será el que erra todo lo que tuvo. Podemos pensar que Russo consigue apartar al plantel del incendio dirigencial, o que la onda expansiva de Moretti nos barre de todo. Me paro en la vereda de “elijo creer” o el slogan de la hamburguesa: “pasan cosas lindas”.