La primera parte fue como la tarde en El Bosque: de luces y sombras. Solazo, calor y las siluetas de los jugadores estampadas en el piso. El arco de Gill metido en la arboleda de atrás de la tribuna y el juego se le pareció bastante, pero a la inversa: más oscuridad que luz. Una llegada por lado y mucha insinuación no concretada. Para ellos, Briasco y un disparo de primera al travesaño; para el Ciclón, Cuello batallando en el área y buena atajada del arquero lobuno, rápido para achicar ante el yerro de sus centrales. Y no mucho más, apenas aproximaciones. El tema es que San Lorenzo tiene en el medio, lo que ahora te dicen “el eje”, a dos jugadores muy bajos de estatura y, parece una nimiedad, te juega en contra. Tripichio e Irala van a perder mucho más de lo que van a ganar en una zona clave donde la pelota cae mucho desde las alturas. Máxime cuando la punta del triángulo a veces es Reali, otro de “la comarca”, dicho esto con cariño. Cuello usa muy bien el cuerpo de espalda, pero a veces no alcanza, o queda lejos de su zona de real influencia. Braida apagado, Cerutti sólo para generar faltas. Al igual que en el primer tiempo del partido con Talleres mi impresión es que falta una manija. No era amarilla para Romaña, muy bien Pitu Herrera en la última yendo a buscar el centro al punto del penal. San Lorenzo es esto poco que comentamos, prolijo pero insuficiente.
Miguel sacó a Cuello y puso a Vombergar de arranque: por la “racha”, por el desgaste del ex Almagro, nunca lo sabremos. Y hasta los 15’ San Lorenzo tuvo más la pelota. No llegaba, pero manejaba más el trámite, cosa que nunca hizo en los primeros 45’. Y de pronto Vombergar le tiró un centro a Cerutti, raro. Otro tema es que uno ve y escucha los apellidos de Gimnasia y quisiera ver un poco más de ímpetu para ir a buscar los tres puntos. Y como miro y escribo, pero también escucho, hago notar lo que el cronista de la transmisión dijo atinadamente: San Lorenzo jugó ambos partidos a las 17 horas con altísimas temperaturas. Casi iban 20’ cuando Russo repitió Cecchini por Irala. A esa altura de los acontecimientos el partido era muy aburrido. Otro concepto del partido pasado: lo light del equipo reflejado en la imagen de Braida como capitán… livianito. Y a los 28’ San Lorenzo acumuló pases por derecha y volcó el juego hacia la izquierda para la llegada vacía de Báez: centrazo y la racha, guiño guiño, de Vombergar. Cabezazo de pique al piso y otro 1-0 para el 9, bienvenido. Pararon para refrescarse y a jugar los últimos 15’. A falta de 10’, debut de Domínguez, más entradas de Insaurralde y Ladstatter (debut en primera para el 50), por Cerutti, Tripichio y Reali. ¡Y cayó el segundo, señores! 2-0 en caja, a pura eficacia. El Zorro hizo lo que sabe por derecha en la primera, recortó y Cecchini en posición de 9 (más alto que los otros internos) primero intentó una chilena y tras el rebote de Vombergar (buen esfuerzo rebotero), empeine y a la ratonera, mi viejo. Otra buena jugada, con lindo centro de Herreras en la previa. Gimnasia se anotaba la quinta derrota al hilo en casa y la gente lo hacía notar. Y lo otro lo decíamos antes: no tiene mucho material.
El mejor dato, que destaca igual o más que el puntaje ideal, es que San Lorenzo, sumando la pretemporada, llega a su quinto partido sin goles recibidos y eso es muy sano. Y cuando las sombras coparon el terreno de juego, la luz se posó en el viaje de vuelta del plantel azulgrana. Equipo de mesura como rasgo saliente. Paciencia y equilibrio, vamos Ciclón!