San Lorenzo salvó la ropa con el gol del correntino Herrera en el final y los juveniles demostraron que están a la altura de sus pares.
Gimnasia propuso un partido muy defensivo y esperó con mucha gente bien cerca de su arco. Bancó el primer tiempo y además se puso en ventaja en el complemento, con el gol de Hurtado, ante la pasividad de la última línea, y hacía el negocio perfecto. No era justo, pero sí el premio de concretar cuando se presenta una oportunidad.
La misma que tuvo Fértoli, aunque incómodo, la de Insaurralde que prefirió rematar en vez del pase a su derecha; en esto de los merecimientos, tan subjetivo, San Lorenzo tuvo algún mérito pero insuficiente y repetido en sus intentos. No deja de ser cierto que el entramado defensivo del Lobo fue muy concurrido y compacto.
Entró bien Diaz, Almirón cuidó a Senesi, Barrios siempre intentó, Insaurralde probó de media distancia, entre todas las veces que se chocó por adentro y los centros que no fueron buenos; la conclusión rápida, igual, es que los juveniles del Ciclón están para pelearle el puesto, o mínimo potenciar la competencia, a los que hoy se denominan “titulares”.
Almirón hizo la siguiente doble jugada: puso a los chicos, muchos recientes campeones en su división más habitual, a modo de premio y con ello se cubrió porque, sin importar el resultado final, nadie les iba a caer. De paso, cuidó a los que hacen a su once titular para Libertadores.
Grato por los chicos, que rescataron un punto que, según cómo se expida Superliga, será importantísimo en los promedios 2020. El martes el clima en la cancha se puede poner más espeso que una tarde soleada de sábado. A esperar.