Ángel Correa, ex jugador de San Lorenzo, celebró la obtención la Copa América con la Selección Argentina y su tercera medalla sudamericana. La primera había sido con el Ciclón en 2014.
Angelito, el pibe que dejó Rosario y llegó a Boedo para ser campeón. Una historia por demás conocida pero no por eso menos importante de contar. De un barrio humilde como Las Flores pasó a la pensión azulgrana para recién en 2012 llegar a la primera del Ciclón, no sin antes no pensar en la familia a 300 km de distancia. Zona picante si las hay en Santa Fe. Deslumbró a todos en Ciudad Deportiva dio lugar a que se abran las puertas del Bidegain. Un tal Juan Antonio Pizzi no se privó de meterlo a gambetear y darle el título del 2013. Pinceladas de local, de visitante y vuelta olímpica en Liniers.
El Patón recibió ese legado de 1,71 cargado de alegría, sonrisas y las ganas de meter goles para recibir las mila de la vieja, promesa por cada grito sagrado que hacia delirar a toda la cuervada. Jugó esa bendita Libertadores, se acopló a la idea del prócer y pese a no haber podido jugar la final contra Nacional de Paraguay, se dio el gusto de levantar la Copa, a llanto y moco tendido junto al Pichi Mercier en el medio de Gasómetro desbordado de algarabía .Su magia llegó a ojos españoles. El Atlético Madrid se llevó esa sonrisa y previa operación del corazón, siguió adelante llevándose sus gambetas y picardía al ya extinto Vicente Calderón.
El paso de la celeste y blanca fue en paralelo con su carrera con la azulgrana y la del Aleti. De paso por la juveniles, logrando el sudamericano 2015 en Uruguay (sub 20) y ahora en la mayor, Angelito tuvo su premio junto a todos los campeones que lograron terminar con el maleficio copero de la Selección. Suma en sus vitrinas, junto a Messi, Di María, De Paul y Dibu Martínez, otra medalla y copa América, como en 2014, ahora con la camiseta Argentina. Salud super campeón de América, se lo merece.