La clasificación cómoda a octavos por Copa Libertadores es la única carta que sostiene a Almirón en el cargo.
Al copete se le podría agregar el modus operandi de la dirigencia, esquiva a concluir relaciones contractuales precipitadamente. Es todo.
La campaña de Almirón en Superliga, torneo o copa, es paupérrima. Jugó 14 partidos del campeonato 2018-19 y ganó sólo uno (Central en la última jugada). Y en esto de «la última jugada» hay varios puntos que fueron y vinieron: con Defensa perdió uno sobre el final (una de las tres derrotas), pero con Estudiantes, Aldosivi y Newell´s perdió dos unidades. La única vez que rescató algo perdido fue contra Gimnasia (el gol de Herrera con rebote).
En tanto, por la Copa Superliga, lo último y más fresco: van tres partidos sin goles ni victorias (emaptes con Huracán -última jugada favorable- y derrota con Argentinos ayer). La cosecha es penosa y el juego no hace creer que la cosa se vaya a enderezar fácilmente.
En lo que se dice pero no se declara, Almirón da a entender que los jugadores no interpretan el mensaje que hace a su forma de jugar. Defensivamente San lorenzo no sufre mucho, pero en ataque es inofensivo en extremo. El equipo tiene récord de ceros adelante como atrás y por eso aburre tanto, el promedio del 0-0 abruma. En rigor, los San Lorenzo de Almirón, cualquier versión que sea, empataron en cero 8 veces, sobre 22 presentaciones; o sea, casi cada 3 partidos lo más probable es que el score sea 0-0.
Hasta acá todo es descriptivo y recapitulando hacia atrás, haciendo foco en lo malo. Lo bueno, que es mucho menos, también puede considerarse más importante. ¿Por qué? Porque es lo que históricamente siempre le costó más a San Lorenzo, la copa. Y quizás por eso sea lo único aceptable como contracara, puesto que lo anteriormente dicho es impresentable por donde se lo mire. Entre lo favorable, incluso, sólo hay un triunfo por diferencia dos goles: Melgar en Bajo Flores (mínima ante Central, Junior y Palmeiras).
También cuestionado por las incorporaciones que no funcionan, por los juveniles que juegan poco y en lugares no siempre ideales, por los esquemas, por sus modos, por los caprichos…
En la película repetida que hemos visto, hasta acá siempre con mal final, la dirigencia esperará hasta una eliminación (la importante) para que el DT decida irse sin que lo echen. ¿Cuál será la última jugada de Jorge..? Tiempo al tiempo.