Palo y a la bolsa

San Lorenzo volvió a sumar 3 puntos en Tucumán y ganó oxígeno en las dos tablas 2025. 

Desde el partido con Racing que San Lorenzo regala un gol al rival en cada encuentro: algunos fueron, otros no. En el Cilindro Gill, en Independiente Tripichio, en Lanús duerme toda la defensa, con San Martín de nuevo y en el José Fierro agregó un poroto más. Aún con el resultado a su favor, al que llegó con mucho de casualidad pero también búsqueda, los tucumanos jugaron un partido nervioso y errático. San Lorenzo, promediando la media hora, remató dos veces a través de Gulli y Cerutti con sendos remates dignos del suplemento del diario del domingo. El de los 37’, en cambio, fue muy bueno tras capturar un despeje corto; pero le cuesta el gol a Gulli, porque siempre tiene opciones de disparo. Si bien la posición de Cerutti lo incomodaba para desbordar y lanzar, casi todos los ataques lo vieron protagonista por el sector izquierdo. El Ciclón terminó bien la primera parte: a falta de 4’ armaron una buena pared Cuello y Pocho, pero aquella carta de presentación de la primera fecha con Talleres de una situación igual a un gol, quedó tan lejos como el inicio del Clausura. Es un poco lo de cada partido, pero es una verdad que San Lorenzo tuvo más chances que el rival. Pero otra vez hay que mirar la cartuchera y las municiones de cebita. La cancha, aparentemente con un piso no en las mejores condiciones, más cierta endeblez de los centrales del local, a mi gusto, invitaba a la inclusión de Herazo más minutos que de costumbre. Pero el 1-1 de Cuello, desde los doce pasos, en gran ejecución, le dejaba la duda a Ayude en la libreta. Los laterales azulgranas lo más bajo: Herrera por el manejo y Báez por la marca en duelos. López apareció mucho en el área pero sin participación activa. 

El mayor desafío de cara al complemento era estar tranquilo, no equivocarse y dejar que el entorno se coma a Atlético. Y se animó Ayude nomás a ir por un poco más: López al banco y Herazo a la cancha (Cerutti a la derecha y Cuello a la banda). Resucitó el 4-2-3-1 más habitual y antes de ponerse 2-1 había tenido dos nuevas chances: Herazo de afuera y otra que a nada quedó de ser asistencia para Gulli. Tripichio metió un cabezazo bombeado y bien ubicado en el primer palo para que la pelota cayera linda y mansa, cerca del ángulo, en el segundo. Estricta justicia. La ventaja rápida cambió los roles y la responsabilidad del protagonismo. Entonces el partido se hizo más golpe por golpe, porque San Lorenzo veía que el local era permeable. Pasó la mitad de la segunda mitad, justamente, y los hinchas del Decano pararon momentáneamente el partido. Y San Lorenzo volvió a las situaciones fallidas para rematar el resultado. A los 30’ le volvió la cautela al DT y metió una ventana con cortina metálica. Antes, Gill regaló el empate dos veces en 90 segundos, menos seguridad que manejar un colectivo de noche. Afuera “viejitos piolas”, adentro sangre joven (Tripichio-Pocho out, Pitu-Perruzzi in). Los de Pusineri empezaron a tirar centros y centros, esperable. Cuello tuvo el 3-1 en una jugada de mano a mano, tras peinada de Herazo. Y el paraguayo Gill se rehabilitó de lo hecho minutos antes encontrando un cabezazo que era el 2-2. No jugaba inteligentemente los minutos finales San Lorenzo. Ladstatter por Gulli para los últimos 5’. Los de Ayude, e incluso Damián, se enamoraron del resultado y se metieron muy atrás. Pusineri llenó la parrilla de delanteros y brasa fuerte. Dos enganches e intervenciones del Zorro picaron el boleto. Y San Lorenzo usó mal la pelota y los espacios. Y casi infarta a todo el mundo otra vez la pasividad de, para entonces, tres centrales y un offside de de 20 centímetros que privó al local del 2-2. Y tras el cambio de Salinardi por Cuello, terminó el suplicio que es ver a este equipo. 

Fundamental triunfo y mil días después de la última vez que había dado vuelta un resultado. Salud, chicos.