San Lorenzo regaló otro partido que se presentó accesible y perdió por la mínima ante un rival menor.
Que San Lorenzo de local patee por primera vez al arco seriamente a los 26’ está mal. Y si el rival es un equipo que hoy está descendiendo la cosa se pone más fea. La sensación del trámite hasta la media hora fue que el peligro lo aportaba San Martín y San Lorenzo fue un espectador más bien pasivo. Al punto que las 4 avanzadas del Ciclón fueron con un visitante abierto en el fondo y volcado en ataque: las dos primeras las terminó mal Guli, la tercera la arruinó Cuello haciendo un foul innecesario y la última fue un tiro bajo y medio mordido de Reali. Llamativa escasa participación de Cerutti en el circuito de juego, San Lorenzo no fue casi nunca por derecha. Ellos tuvieron una clara del viejo Pulpo González, de cabeza. Cuello-Reali-Tripichio y una triangulación tibia pero con buena intención a los 33’. Un anticipo de Romaña en el primer palo de córner y una tremenda acción de casi gol en contra marcaron un dominio circunstancial del equipo merodeando el gol. Y bien rápido el VAR dijo que no fue el 1-0 de López: pasmosa velocidad (previo cabezazo de Tonga al travesaño). Un pasaje muy favorable que, con poco de gestación, los de Ayude dejaron ir sin nada en la bolsa. Y la escapada de Cuello con el muy buen remate de Pocho fue lo mejor. Diez minutos de generar mucho y perdonar más, fórmula que ya hemos visto en más de un partido (sin ir muy lejos, el anterior). Lo último fue el tiro libre que consiguió Cuello y Reali otra vez tradujo en tirito, más su posterior centrito. Chiquitos partidos de Reali, casi diminutos. San Lorenzo se fue al descanso con una mejor cara, pero jugó sólo los últimos 15’ a fondo.
San Lorenzo intentó plantarse y hacer de cuenta que no hubo entretiempo y continuar su dominio. Y Báez se pierde un mano a mano exigido pero claro, en una previa que no me pareció penal. Y cuando empezó el recambio en el visitante, de blanco, a los 15’ del complemento Altamirano casi regala la apertura del marcador en un mal control y pase errado: quizás algo exigido el pase de Perruzzi, pero el aura perdedor del arquero ya me había preocupado en un lento control del primer tiempo. A los 18’ entró el Zorro, en reemplazo de Reali: al menos media hora para un delantero que tiene arranques eléctricos todavía sin premio. Pero es un voto de confianza. Y esto lo mandó a Cerutti a la izquierda y, a mi gusto, pierde peso. Yo lo hubiera acompañado con Herazo y que quedase Cuello más recostado en la banda. Y fue el 28 que tuvo dos veces el gol y eligió o ejecutó mal, respectivamente, en un par de minutos. Ladstatter-Gulli se entienden, lo evidencian y mejoran al equipo. Herazo-Herrera adentro, Pocho-López afuera a falta de 18’. Y el colombiano se presentó al partido con una bomba que casi se le mete por arriba al arquero, Borgogno, que a esa altura de la tarde en el Bidegain parecía invencible. A los 32’ San Martín se puso 1-0 ante una defensa en zona clavada al pasto: tiro libre de izquierda casi a la zona del penal y el viejo Pulpo hizo una diagonal perfecta a la que le agregó un preciso cabezazo (ya había avisado en el primer tiempo). A San Lorenzo le explota en la cara todo lo tímido que es en ataque y recibe el primer gol en contra en casa, que se lo hacen a Altamirano. Creer o reventar. Nunca nos habían convertido en el Bidegain. Ladstatter le erró a la pelota casi en el área chica rival para el empate y Altamirano casi regala el segundo en la respuesta. Difícil jugar con tanta inseguridad. Romaña cerró lo que pudo ser el segundo gol y sigue siendo el que menos se equivoca en su rol. Perdió el invicto de local y acumula dos derrotas en fila en la puerta de la definición del grupo.
San Lorenzo recibe su primer gol y San Martín gana su primer partido de visitante. Lo único que levanta el pagaré de regalar este partido es que Moretti no pueda entrar nunca más al club.