CON GUSTO A POCO

Inédito primer cuarto de hora de San Lorenzo: pésimo, básicamente. Miró al visitante ir y venir, saliendo a buscar marcas de a uno y sin ningún tipo de coordinación o plan. Atlético pateó dos veces de afuera, cabeceó un córner y dispuso de un mano a mano. Los de Russo, espectadores de primera. La sensación que daba la actitud en cancha fue la de un equipo que no jugaba por nada o al que le deben medio año de sueldos, primas y premios. Apenas ese titubeo del arquero, nada más. En San Lorenzo nadie gambetea, nadie saltea un pase, nadie toca de primera. A los 24’ se hartó la gente porque los tucumanos estuvieron a 40 centímetros de ponerse en ventaja; gran jugada y definición alta. Al equipo le cuesta no menos de 35 pases propiciar un córner y Cerutti va y te patea una cosa flotada, insípida, inofensiva. Mal humor en el Bidegain. Sorprende ver que la automática intención de casi todos los jugadores es tocar hacia atrás. Tuvieron que pasar 36’ y el 10 probó patear al arco: forzado, débil, angustiante. La acción de Herrera perdiendo de vista un pase de seis metros y regalando un lateral es la pintura del primer tiempo azulgrana. Sin dudas fueron los peores primeros 45’ del año. Romaña se salvó, claro, estandarte de todo esfuerzo; lo que perdió Muniain en el punto del penal, sólo y con la pelota mansa, pone en jaque toda su jerarquía. Desolador panorama.

Tripichio de movida en el complemento (out Cecchini, de olvidable partido). A diferencia del primer tiempo, San Lorenzo tenía pelota y campo: Atlético se replegó. Y a los 12’, por fin una buena jugada construida! Un amague, un cachetazo profundo (del 10), centro medido de Cerutti y la vuelta de Vombergar al gol. Todo imprescindible: la construcción, un rasgo de ingenio, un buen cabezazo. En la previa, Irala un agnóstico del fútbol: total falta de fe para tomar un rebote y rematar. El resultado levantó a la gente. El juego te clavaba al asiento, hay que decir todo. Quizás es una idea mía, pero Báez cada vez que va con pelota dominada genera algo. La postura de San Lorenzo fue la de un equipo que se cree capaz de controlar el resultado. No sé si era necesario el ingreso de Cuello, pero sí la salida de Cerutti; iban 29’. Muniain manejó un poco más y mejor la pelota y cuando eso pasa se percibe un orden mejor. Escribiendo en vivo desde el pupitre de prensa la sensación nunca fue la de querer rematar el partido sino la de dejarlo en 1-0, con los riesgos que esto conlleva.

Importantísimos nuevos tres puntos para seguir construyendo un mano a mano de octavos en condición de local. En el fútbol falta un montón.