Previa nostálgica

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Boca y San Lorenzo, el historial y el temita de los pibes. Que podrían ser nuestros hijos. Bueno, es que, en rigor, lo son. Ya no se entra por la calle Palos, ni se deja el auto cerca de las vías muertas con miedo a volver y que te hayan roto un vidrio, ni te dan las dos bandejas, ni nada. Si Turco Marchi se armó un kiosco con un poquito de sustento racional en el que se perpetuó, yo no me explico cómo nadie creó el sindicato del hincha para hacer valer ciertos derechos. Máxime cuando existe algo denominado “Hinchadas unidas argentinas”, o similar. Qué lindo el fútbol argentino.

Pero juegan una vez más Boca Juniors y San Lorenzo de Almagro, como narran los relatos radiales con adornos cacofónicos y fileteados tan pintorescos. Como esa mañana del 4-3 y la tapa de El Gráfico con Pipo, qué partidazo. O como el día que debutó el Loco Abreu, que después pagó cara la demencia. O, no sé, el de Balsas con Ramón Díaz en el banco. O el 2007 con Pocho, Gata y Cuqui.

Es que son un montón y cada quien tendrá algo más para agregar y pintar en su recuerdo: con quién fue, dónde lo vio, si fue a comer antes o después, si justo había nacido el hijo de alguien o había un familiar enfermo o recién recibido. Ir a la cancha era así de lindo y familiar.

¿Y el de Matos? O el de Pollo Botinelli, con Pitu y Burrito Rivero… es que son un montón, son hijos nuestros… son hijos del Ciclón!